MARIO MORENO "CANTINFLAS"
la película “Su Excelencia” protagonizada por
Mario Moreno “Cantinflas” no pierde vigencia y
sobre todo un discurso que pronuncia como
Embajador de una pequeña república imaginaria
ante un pleno de naciones de total imaginación
siempre este presente.
Dice él en su alegato, “ser de un país
insignificante que carece de poderío militar,
político, económico y mucho menos atómico”.
Y sintetiza que “el hombre científico e
intelectualmente es un gigante, pero moralmente
es un pigmeo”.
El voto de su país decidiría un desbalance entre
dos grandes potencias, los países [socialistas y
capitalistas] de aquellas épocas.
Y decide no
votar por ninguna de esas potencias mundiales,
el país que representa se abstiene. Con toda
claridad explica las razones de esa sabia
decisión. Alegando que “no sería justo que el
voto de un representante enfermo del hígado
pudiese decidir el destino de cien naciones”
. A los socialistas le llama “colorados” y a los
demócratas los “verdes”.
Generaliza aludiendo
que “el día en todos pensemos iguales,
dejaríamos de ser hombres para convertirnos en
autómatas”. Dice que “los colorados quieren
imponer su sistema político y económico a la
fuerza, que hablan de libertades humanas y
pregunta, ¿existen esas libertades en sus propios
países?”.
Continua diciendo, “defienden los derechos del
proletariado y no le permiten huelgas, pregonan
la cultura universal al alcance de las masas pero
encarcelan a sus escritores porque se atreven a
decir la verdad”.
Y dicen que “pregonan la libre determinación de
los pueblos y sin embargo los oprimen y los
reprimen”. Mantiene que él no esta con los
[colorados] ya que “dicen tener dignidad y acto
seguido atropellan lo más sagrado de la dignidad
humana que es la libertad de conciencia
eliminando o pretendiendo eliminar a Dios por
decreto”.
Y prosigue: “No señores representantes
nunca votaré por los colorados”. Pero le puedo
decir que “tan poco votaré por los [verdes], ya
que son medio soberbios y arrogantes como si el
mundo fuera de ustedes y menosprecian al
resto”.
Y continua diciendo, “cuando hablan de paz,
democracia y de cosas muy bonitas a veces
también pretenden imponer su voluntad por la
fuerza, por la fuerza del dinero”.
Estoy de acuerdo cuando dicen que “debemos
luchar por el bien colectivo e individual, en
combatir la miseria y resolver los tremendos
problemas de la vivienda, del vestido y del
sustento”. Pero señores verdes “ustedes también
han sucumbido ante el materialismo, se han
olvidado de los más bellos valores del espíritu
pensando sólo en el negocio y poco a poco se
han convertido en los acreedores de la
humanidad y por eso la humanidad los ve con
desconfianza”.
Y elocuentemente dice, “un representante de un
país verde manifestó que el remedio para
nuestros males estaba en tener automóviles,
refrigeradores, aparatos de televisión”. “Y me
preguntó, ¿para qué queremos automóviles si
todavía andamos descalzos? ¿Para qué queremos
refrigeradores si no tenemos alimentos que
almacenar dentro de ellos?, ¿Para qué queremos
tanques y armamentos si no tenemos suficientes
escuelas para nuestros hijos?”
Cantinflas continuó expresando, “el hombre debe
pensar en la paz con vistas a superarse y de
hacer del mundo una morada de paz y de
tranquilidad cada vez más digna de la especie
humana y de sus otros destinos”. “En las manos
de los verdes y los colorados, como países
poderosos del mundo, esta el deber de ayudar a
los más débiles, pero no dádivas ni con
préstamos, ni con alianzas militares, esa ayuda
de ser pagando un precio justo, más equitativos
por nuestras materias primas, compartiendo con
nosotros los notables adelantos de la ciencia, de
la técnica... pero no fabricando bombas sino para
acabar con el hambre y con la miseria”.
“Ayúdennos respetando nuestras costumbres,
nuestra dignidad como seres humanos y nuestra
personalidad como naciones pequeñas y débiles
que seamos; practiquen la tolerancia y la
verdadera fraternidad que nosotros sabremos
corresponderles, pero dejen ya de tratarnos como
simples peones de ajedrez en el tablero de la
política internacional”. Y continua,
“reconózcannos como lo que somos, no
solamente como clientes o como ratones de
laboratorios, sino como seres humanos que
sentimos, que sufrimos y que lloramos”.
“Señores representantes, hay otra razón más por
la que no puedo dar mi voto, ya que hace
exactamente 24 horas que presenté mi renuncia
como embajador de mi país, espero que sé
aceptada”.
“Como ven no estaba hablando como Excelencia
sino como un simple ciudadano, como un hombre
libre, como un hombre cualquiera pero que, sin
embargo, cree interpretar el máximo anhelo de
todos los hombres de la tierra, el anhelo de vivir
en paz, el anhelo de ser libre, el anhelo de
delegar a nuestros hijos y a los hijos de nuestros
hijos un mundo mejor en el que reine la buena
voluntad y la concordia”.
Y en su final expuso, “y qué fácil sería, señores,
lograr ese mundo mejor en que todos los
hombres blancos, negros, amarillos y cobrizos;
ricos y pobres pudiésemos vivir como
hermanos”. “Si no fuéramos tan ciegos, tan
obcecados, tan orgullosos e imitando aquel
humilde hijo de carpintero en Galilea, sencillo,
descalzo, sin frac u condecoraciones pudiéramos
exclamar todos: –Amaos... amaos los unos a los
otros- pero ustedes desgraciadamente
entendieron mal, confundieron los términos, ¿y
qué es lo que han hecho ¿Qué es lo hacen?
¿Armaos los unos contra los otros? ...He dicho”.
Que sería de la República de Estados Unidos
Mexicanos si este gran actor, Mario Moreno,
hubiese dejado su carrera artística para dedicar
parte de su vida a la política activa de su país de
seguro estoy, que la vida del ciudadano de a pié
hubiese sido distinta y con más humanidad y
honestidad que el presente que viven.
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