Anécdotas
En la nueva versión de La vuelta al mundo en 80 días
(2004), el actor Jackie Chan personificó a
Passepartout, el personaje interpretado por
"Cantinflas" en 1956.
En 1986 fue pregonero del carnaval de Cádiz.
En 1966 se presentó como torero con motivo de la
segunda Feria Internacional de San Sebastián en la
antigua plaza de toros de San Cristóbal, ubicada en
lo que hoy es la plaza Venezuela.
En 1965 se presentó como torero bufo en la Plaza de
toros de Quito, Ecuador.
Uno de sus apodos cuando era adolescente era
Pepe, por sus esmeradísimos bigotes.
Con esta página he querido rendir un homenaje al
cómico hispano Cantinflas, el más injustamente
maltratado por los críticos, y demostrar que su
capacidad de improvisación para hacernos reír era
ilimitada.
A pesar de que sus películas tenían un
pésimo guión y una deficiente realización, su sola
presencia bastaba para llenar la pantalla. Su único
problema era que su jerga cómica era tan rápida, tan
incongruente, que nos perdíamos la mayoría de sus
chistes.
En este libro, sin embargo, sus mejores
diálogos están desmenuzados y son una muestra
palpable de que fue uno de los grandes genios del
cine cómico.
Cantinflas marcó un estilo tremendamente personal y
tan ampliamente imitado por otros cómicos que ha
conseguido pasar a la historia del cine con honor y
sus habilidades humorísticas resistir perfectamente el
paso de los años.
Su sola presencia en la pantalla
bastaba para llenarla y para que la película cobrase
interés, a pesar de que ni la dirección, ni los diálogos,
estaban cuidados con esmero.
Todo se confiaba a su
buen hacer, a sus monólogos totalmente
improvisados de los que siempre salía airoso y
provocando la carcajada más espontánea. Era un
extraordinario actor que daba la impresión de no
actuar, de estar rodeado de amigos a los cuales
quería hacer reír sin molestar a nadie.
Durante su larga carrera cinematográfica tuvo que
soportar a ciertos críticos que siempre se empeñaban
en decir que ya estaba acabado, que su personaje se
había adulterado y que se había aburguesado.
Pero
lo cierto es que independientemente del director, del
argumento y de los escenarios elegidos, así como de
los otros compañeros de reparto, las películas tenían
un gran éxito comercial solamente por él, por
Cantinflas, y eso es algo que ningún otro actor del
mundo ha podido lograr.
Despreciado en su día por los intelectuales y poco
reconocido todavía por los críticos como uno de los
mejores cómicos de la historia de cine, Cantinflas
marcó una época y hasta su último filme cosechó
grandes éxitos, algo que no le ocurrió ni siquiera a
Charles Chaplin, el cual conoció el fracaso en vida en
varias ocasiones, incluida su última película.
Los que le conocieron personalmente dicen que era
sencillo sin proponérselo. Con una actitud social,
tanto en el comportamiento como en su indumentaria,
alejada de cualquier artificio, era no obstante muy
firme en cuanto a mantenerse en sus convicciones
humanísticas.
Aunque sumamente amable no era persona que se
diera con rapidez a la gente, ya que se le
consideraba serio, reservado y, por naturaleza, de
pocas palabras, rayando en ocasiones en la
desconfianza.
Generoso en grado sumo, pero
plenamente consciente de lo que entregaba y a quién
lo entregaba, había conocido la pobreza en su niñez y
en ocasiones sintió muy de cerca el hambre. Por eso,
cuando estuvo en la cima del éxito nunca dejó de ser
humilde, quizás porque ello le engrandecía aún más.
El triunfo no le envileció, ni la gloria le cambió su
espíritu, demostrándose con ello que era un artista
superior a la mayoría y un ser humano inigualable
.
Cuando le preguntaban si se consideraba un homb
re
feliz, siempre respondía que sí, a pesar de sus
defectos y a pesar de que pueda tener alguna pena.
Decía que se sentía dichoso de realizar su vida y su
destino plenamente, en la medida de sus fuerzas.
Esa felicidad que afirmaba tener era cierta, no era un
producto que quisiera vender cara a su promoción,
contribuyendo en gran manera a exaltar su carácter y
sus características personales.
Había conseguido
triunfar a tiempo, por supuesto merecidamente, y eso
es una buena manera de lograr tener un corazón
noble, sin los resentimientos de quien ha sido
vapuleado largos años por la incomprensión.
Cantinflas fue un privilegiado por la vida, un
triunfador, pero eso le proporcionó más admiradores
que envidiosos y un carácter exento de rencores y
maldad, logrando conmover en numerosas ocasiones
el corazón de los mexicanos. Nunca se convirtió el
triunfo en una droga para él.
El público se sintió inmediatamente identificado con
su filosofía, con su esfuerzo por aprender siempre,
con su afán por mejorar día tras día.
Y aunque era de naturaleza optimista le hacían fuerte
mella los fracasos, las zancadillas y los rencores de
las personas, lo mismo que le dolían los malos
gobernantes o aquellas personas que se enriquecían
a base de engañar o robar a los más débiles o
ignorantes.
Para desahogarse empleaba en sus
películas diálogos y situaciones en las cuales se
criticaba y hasta se ridiculizaba a los poderosos
mezquinos, algo que solamente le permitían a él
.
Su
malicia la caracterizaba de mil maneras para que no
fuese una ofensa directa a nadie, pero
suficientemente explícita para que todos los culpables
se dieran por aludidos, tal era su habilidad para decir
lo que quería...sin decirlo.
Su voz, dulce, poderosa pero sin estruendos, gustaba
de captar el ingenio del pueblo, más que de contar
los chistes políticos desagradables que utilizaban
otros cómicos, logrando trasformar su chistes en arte.
Aunque mucha gente le acusaba una y otra vez de
cambiar su personaje original, lo cierto es que no fue
así y siempre conservó su tipo, su "peladito", aunque
se vistiera de ministro, de cura o de pistolero del
oeste.
Todo ello lo consiguió sin aburrir, sin repetirse,
siendo la mejor prueba de ello es que desde su
primera película hasta la última, fue el artista
mexicano más taquillero de todos.
Diálogos
Cantinflas: - ¿Y esos animales de dónde los sacaron?
- Pos, de donde los sacamos siempre.
- Pos será del basurero, porque no me va a decir que
son guajolotes, más bien parecen zopilotes
disecados.
Mire no más qué muslo; mire no más qué
buche, mire que no tiene ni buche. Mire usted no más,
¿dónde está el gordo? ¿Dónde está la carne?
Pero
ni por aproximación, no hay pescuezo, pura rabadilla.
Mire no más, mire no más que mirada tan triste tiene.
- Pero si está muerto...
- Muerto de hambre, porque nunca comía el pobrecito,
y no me le quiten todas las plumas porque le va a dar
pulmonía.
- Niños, ora si se les va a caer, ahora verán.
Aquí
tenemos primeramente al verbo del pluscuamperfecto
del antebrazo atraía, o sea: yo atraía, tú atraías, él
atraía. ¿Tú qué traes? No este no. Vamos a ver
niños, ¿ustedes saben lo que es gramática? Se me
hace que no lo saben. ¿Cómo lo van a saber si andan
de pinta
no más ahí jugando al timbiricha y las tripas de
gato? Pero no importa, pues para eso estoy yo aquí,
para decírselo.
Gramática
es el arte o la ciencia - pues en esto no nos hemos
puesto de acuerdo - que nos enseña a leer y a
escribir correctamente el "indioma" castellano.
- Maestro, no se dice "indioma", se dice idioma, de
raíz latina.
- Sí, pero yo no hablo de esa raíz, yo hablo de la raíz
india, por eso digo indio-ma.
- ¡Pueblo que me escucha!. Aquí me tienen ante
ustedes y ustedes delante de mí, y esta es una
verdad que nadie podrá discutir.
Y ahora me
pregunto: ¿y por qué estoy aquí si podría estar en
otra parte? Y enseguida encuentro contestación,
porque soy muy rápido en todo.
Estoy aquí porque no
estoy en otra parte y porque ustedes me llamaron, y
si el pueblo me llama, el pueblo sabrá porque lo hizo.
Agradezco estos aplausos tan desnutridos a la par
que merecidos, que me incitan a seguir discursiando.
Y ustedes se preguntarán:
este joven de tan tierna
edad, tan guapo, de aspecto tan distinguido, de cara
tan agradable, ¿será capaz de conducir una nave a
buen puerto?
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