jueves, 19 de abril de 2012

Discurso de Mario Moreno "Cantinflas " en la película "Su Excelencia"

MARIO MORENO "CANTINFLAS"


MARIO MORENO “CANTINFLAS” EMBAJADOR UNIVERSAL.


Más de cuatro décadas (1966-2010) han pasado y 

la película “Su Excelencia” protagonizada por 

Mario Moreno “Cantinflas” no pierde vigencia y 

sobre todo un discurso que pronuncia como 

Embajador de una pequeña república imaginaria 

ante un pleno de naciones de total imaginación

 siempre este presente.


 Dice él en su alegato, “ser de un país 

insignificante que carece de poderío militar, 

político, económico y mucho menos atómico”.


 Y sintetiza que “el hombre científico e

 intelectualmente es un gigante, pero moralmente

 es un pigmeo”.


El voto de su país decidiría un desbalance entre

 dos grandes potencias, los países [socialistas y

 capitalistas] de aquellas épocas. 

Y decide no 

votar por ninguna de esas potencias mundiales,

 el país que representa se abstiene. Con toda

claridad explica las razones de esa sabia

 decisión. Alegando que “no sería justo que el

 voto de un representante enfermo del hígado

pudiese decidir el destino de cien naciones”

. A los socialistas le llama “colorados” y a los

 demócratas los “verdes”.

 Generaliza aludiendo

 que “el día en todos pensemos iguales,

 dejaríamos de ser hombres para convertirnos en

autómatas”. Dice que “los colorados quieren 

imponer su sistema político y económico a la 

fuerza, que hablan de libertades humanas y 

pregunta, ¿existen esas libertades en sus propios 

países?”.


Continua diciendo, “defienden los derechos del 

proletariado y no le permiten huelgas, pregonan 

la cultura universal al alcance de las masas pero 

encarcelan a sus escritores porque se atreven a 

decir la verdad”.
 

Y dicen que “pregonan la libre determinación de

 los pueblos y sin embargo los oprimen y los 

reprimen”. Mantiene que él no esta con los 

[colorados] ya que “dicen tener dignidad y acto 

seguido atropellan lo más sagrado de la dignidad 

humana que es la libertad de conciencia

 eliminando o pretendiendo eliminar a Dios por 

decreto”. 

Y prosigue: “No señores representantes 

nunca votaré por los colorados”. Pero le puedo 

decir que “tan poco votaré por los [verdes], ya 

que son medio soberbios y arrogantes como si el 

mundo fuera de ustedes y menosprecian al 

resto”.

 Y continua diciendo, “cuando hablan de paz,

 democracia y de cosas muy bonitas a veces

también pretenden imponer su voluntad por la

 fuerza, por la fuerza del dinero”.


Estoy de acuerdo cuando dicen que “debemos

 luchar por el bien colectivo e individual, en 

combatir la miseria y resolver los tremendos

 problemas de la vivienda, del vestido y del

 sustento”. Pero señores verdes “ustedes también

 han sucumbido ante el materialismo, se han 

olvidado de los más bellos valores del espíritu 

pensando sólo en el negocio y poco a poco se

 han convertido en los acreedores de la 

humanidad y por eso la humanidad los ve con 

desconfianza”. 

Y elocuentemente dice, “un representante de un

 país verde manifestó que el remedio para 

nuestros males estaba en tener automóviles,

 refrigeradores, aparatos de televisión”. “Y me 

preguntó, ¿para qué queremos automóviles si 

todavía andamos descalzos? ¿Para qué queremos 

refrigeradores si no tenemos alimentos que 

almacenar dentro de ellos?, ¿Para qué queremos

 tanques y armamentos si no tenemos suficientes 

escuelas para nuestros hijos?”


Cantinflas continuó expresando, “el hombre debe

 pensar en la paz con vistas a superarse y de
 
hacer del mundo una morada de paz y de

 tranquilidad cada vez más digna de la especie 

humana y de sus otros destinos”. “En las manos

 de los verdes y los colorados, como países

poderosos del mundo, esta el deber de ayudar a

 los más débiles, pero no dádivas ni con 

préstamos, ni con alianzas militares, esa ayuda 

de ser pagando un precio justo, más equitativos

 por nuestras materias primas, compartiendo con

 nosotros los notables adelantos de la ciencia, de 

la técnica... pero no fabricando bombas sino para 

acabar con el hambre y con la miseria”. 


“Ayúdennos respetando nuestras costumbres,

 nuestra dignidad como seres humanos y nuestra 

personalidad como naciones pequeñas y débiles

 que seamos; practiquen la tolerancia y la 

verdadera fraternidad que nosotros sabremos 

corresponderles, pero dejen ya de tratarnos como 

simples peones de ajedrez en el tablero de la 

política internacional”. Y continua,

 “reconózcannos como lo que somos, no

 solamente como clientes o como ratones de

laboratorios, sino como seres humanos que

 sentimos, que sufrimos y que lloramos”.



“Señores representantes, hay otra razón más por 

la que no puedo dar mi voto, ya que hace

 exactamente 24 horas que presenté mi renuncia

como embajador de mi país, espero que sé 

aceptada”.

 “Como ven no estaba hablando como Excelencia 

sino como un simple ciudadano, como un hombre 

libre, como un hombre cualquiera pero que, sin

 embargo, cree interpretar el máximo anhelo de

 todos los hombres de la tierra, el anhelo de vivir

 en paz, el anhelo de ser libre, el anhelo de 

delegar a nuestros hijos y a los hijos de nuestros

 hijos un mundo mejor en el que reine la buena

 voluntad y la concordia”.



Y en su final expuso, “y qué fácil sería, señores,

 lograr ese mundo mejor en que todos los

 hombres blancos, negros, amarillos y cobrizos;

 ricos y pobres pudiésemos vivir como 

hermanos”. “Si no fuéramos tan ciegos, tan

 obcecados, tan orgullosos e imitando aquel

 humilde hijo de carpintero en Galilea, sencillo,

 descalzo, sin frac u condecoraciones pudiéramos

 exclamar todos: –Amaos... amaos los unos a los

 otros- pero ustedes desgraciadamente

 entendieron mal, confundieron los términos, ¿y 

qué es lo que han hecho ¿Qué es lo hacen? 

¿Armaos los unos contra los otros? ...He dicho”.



Que sería de la República de Estados Unidos

 Mexicanos si este gran actor, Mario Moreno,

 hubiese dejado su carrera artística para dedicar

 parte de su vida a la política activa de su país de

 seguro estoy, que la vida del ciudadano de a pié

 hubiese sido distinta y con más humanidad y 

honestidad que el presente que viven. 

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