miércoles, 12 de septiembre de 2012

Discípulos del Maestro


El Maestro
Un Solo Maestro: JESUCRISTO.
Así como hay un solo Dios, una sola fe, un solo Señor, un solo Mediador entre Dios y los hombres, un solo camino al Padre y un solo bautismo, así pues,  hay un solo Maestro: Jesús el Señor, El es el único y verdadero Maestro, pues Dios dijo por medio del profeta Isaías:

"He aquí que yo lo di por TESTIGO a los pueblos, Por JEFE y por MAESTRO a las naciones" (Is.55.4).
Luego en la transfiguración de Jesús, desde la nube de luz dijo Dios Padre: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. "(Mt l7:5).
Generalmente la magnificencia de la transfiguración gloriosa del Señor con rostro de sol, la divina voz de Dios el Padre, quien presenta a su Hijo complaciente mas la aparición de Moisés y Elías, hacen que perdamos la atención al mandato divino de ese pasaje: "a él oíd." Nuestro Padre Dios manda que oigamos a Cristo Jesús, es decir que debemos atender sus palabras de salvación divina y de vida eterna con todo el corazón, con temor y temblor y le obedezcamos con fe en todo lo que el manda. No a falsos maestros. Ciertamente ante tal manifestación, Pedro, Jacobo y Juan quedaron convencidos de que Jesús es verdaderamente el Hijo de Dios y el Maestro divino, a quien amaron y obedecieron con todo su corazón.
Notemos las advertencias de Dios escritas en la Santa Biblia que nos previenen contra falsos maestros, falsos hermanos, falsos testigos, falsos profetas, falsos cristos, obreros fraudulentos etc. (Mt.7:15-20; 2Tim.4:3; Stg.3:1; 2P.2:1). Debemos tener cuidado, siendo astutos como serpientes pero sencillos como palomas. Aclarando que oír al Maestro significa obedecerlo y servirle, no ser solamente oidores, sino hacedores de todas las cosas que El mandó.
¿Cómo podemos detectar a esos falsos creyentes o falsos ministros? A la luz de la Biblia, podemos ver que algunos no han nacido de nuevo ni profesan la fe en Cristo, su naturaleza interna no ha cambiado; otros han apostatado del camino de Dios y otros son simplemente enemigos de la cruz de Cristo, pero todos ellos usan el disfraz de palabras piadosas fingidas, viven lo contrario a lo que predican o predican otro evangelio.
"Por sus frutos los conoceréis" (Mt.7:16). Ahora pues, ¿Qué fruto busca Cristo en sus discípulos?: (1) El Fruto del Espíritu, o el carácter del cristiano según se describe en las Bienaventuranzas y en Gálatas (5.22-23); (2) El fruto de los labios, el testimonio y la alabanza a Dios (He.13.15); (3) La vida santa (Ro.6.22); (4) Buenas obras (Col.1.10); y (5) Almas perdidas ganadas para Cristo (Ro.1.13).  ¡Cuánto necesitamos oír al verdadero Maestro, conocerlo como Sol de Justicia, creerle, seguirle, amarle, imitarle, ser como El! Ahora bien; como el apóstol Pablo escribió a los creyentes en Efeso:"Y el mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros". (Ef.4.11). El Señor, dotó a sus siervos con estos ministerios para perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para que la Iglesia, cuerpo de Cristo fuese edificada hasta alcanzar perfección, "a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo".
Entonces, ¿Por quiénes podemos ser educados en la Palabra de Dios?, Por todos aquellos discípulos-discipuladores, sean pastores, ministros, o quienes habiendo aprendido la sana doctrina de Jesucristo tienen del Señor la capacidad de enseñar e instruir a otros, pero sobre todo, que viven y practican el discipulado del Señor Jesús, además creo yo, que han demostrado con sus obras la veracidad y efectividad de su ministerio. Estos nos enseñarán, nos harán entender, nos aconsejarán y nos exhortarán con las Palabras de Cristo Jesús.
Por otro lado, notemos que el apóstol Pablo usa en el pasaje la palabra en griego: Didáskalos ("los que enseñan") para referirse a los que enseñan la doctrina cristiana, Que aunque se nos traduce al castellano: "maestros", no obstante, el vocablo didáskalos, no tiene el sentido de máxima autoridad como lo tiene: Rabí, palabra que procede de una raíz semítica y que indica: Grandeza, superioridad y cabeza (También la palabra: Raboni, traducida "mi Maestro o Superior", "mi autoridad" tiene un grado superlativo).- Cristo prohibió a sus discípulos que se llamasen así, antes bien, el mayor debía hacerse servidor de todos y les advirtió que el que se enaltece será humillado.
Aunque hubiésemos recibido un título teológico, debemos renunciar a que se nos llame maestro o padre, aunque el mandamiento es que no queramos que nos llamen maestro o padre. No usurpemos el lugar que solo le corresponde a Jesucristo. Yo creo que debemos escudriñar la Santa Biblia y ayudar a que otros sean doctrinados en el conocimiento y a ejercitar  la Santa Palabra de Dios, la cual hace sabio al sencillo, pero seamos modestos, pues no en vano está escrito: ¿has visto hombre sabio en su propia opinión? Mas esperanza hay del necio que de él. (Pr.26:12).
El Señor quiere que seamos humildes no jactanciosos. Es impropio llamar maestro a un discípulo instructor, pues no tiene los créditos divinos y espirituales de verdadera Maestría como los tiene el Verbo de la creación. Todos somos condiscípulos, aún los discípulos más doctos en la Palabra; Note usted que el apóstol Juan no llama maestro a Nicodemo (ver S.Jn cap.3) aunque era un magistrado e instructor entre los judíos, y aún Cristo le pone en evidencia al preguntarle: ¿Eres tu maestro de Israel, y no sabes esto? Aunque Nicodemo hubiera entendido entre la diferencia de lo material y lo espiritual, entre el nacimiento carnal y el nacimiento espiritual, ¿era Nicodemo un verdadero maestro ante los ojos de Cristo?; Pienso que no. El Maestro es Jesucristo y nosotros somos sus discípulos. El es el Señor y nosotros sus siervos.
Ahora, no podemos negar la autoridad, poderes y derechos que el Señor da a sus ministros, no tenemos ninguna autoridad para cambiar o enmendar de acuerdo a nuestro entender la palabra de Dios. Cristo es el Señor, El nos dio su Santa Palabra y esta es inmutable y eterna.
(Leamos cuidadosamente: 2 Pe.2:1-3).  Así que los que enseñamos somos solo educadores o instructores. Ese es uno de los propósitos principales del discipulado. Jesús llamó discípulos para que aprendiesen a andar humildemente en sus enseñanzas, y para que hicieran discípulos a todos sus semejantes, enseñándoles a guardar todas las cosas que El mandó, una vida de santidad, amor y servicio, por tal motivo dijo:
"Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí;porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. El que es mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Porque el que se enaltece será humillado, Y el que se humilla será enaltecido" (Mt.23:8-12).
Jesús hizo esta exhortación a sus discípulos delante de los escribas y fariseos hipócritas, pues tenían orgullo y vanidad por los títulos, buscaban el reconocimiento público, presumían piedad , santidad y humildad, aún añadían flecos y filacterias sus ropas por el hecho de enseñar a otros pero sin poder; !qué contraste, con el borde del vestido del humilde Maestro!
El apóstol Pablo en sus epístolas habla de dones y ministerios y menciona los oficios de maestro y hace referencia a doctos e indoctos, pero nunca dice: Salúdame al maestro fulano aunque fuera instructor, ni al doctor mengano, aunque fuese docto. Notemos esto, que Jesús llamó a sus seguidores no con títulos de rango sino para identificarlos por sus funciones y esto en forma progresiva. Primero los llamó: discípulos, luego: apóstoles, también los llamó: siervos, luego: amigos, y por último: hermanos. A su congregación de creyentes llamó: Iglesia y la Iglesia Fiel y triunfante es llamada: La Esposa del Cordero.


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Capítulos del curso

Jesucristo ...El Maestro por Excelencia


1
Jesucristo: el Maestro 
por excelencia
Lucas 4:31-37; 5:1-3
31 Descendió Jesús a Capernaum, 
ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo. 
32 Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con 
autoridad. 
33 Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó 
a gran voz, 
34 diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, 
el Santo de Dios. 
35 Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces 
el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le 
hizo daño alguno. 
36 Y estaban todos maravillados, 
y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que 
con autoridad y poder manda a 
los espíritus inmundos, y salen? 
37 Y su fama se difundía por 
todos los lugares de los contornos. 
Š Š Š Š Š
1 Aconteció que estando Jesús 
junto al lago de Genesaret, el 
gentío se agolpaba sobre él para 
oír la palabra de Dios. 
2 Y vio dos barcas que estaban 
cerca de la orilla del lago; y los 
pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. 
3 Y entrando en una de aquellas 
barcas, la cual era de Simón, le 
rogó que la apartase de tierra un 
poco; y sentándose, enseñaba 
desde la barca a la multitud.
La autoridad de Jesucristo exige la completa obediencia a Sus enseñanzas. 
«Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad» 
(Lucas 4:32).
La lección en resumen
4 Seguidores del Maestro
Jesucristo es el ejemplo por 
excelencia. Su excelencia consiste 
en Su sabiduría y en Su autoridad. 
Jesús tenía una aptitud divina para 
interpretar la verdad, aplicarla a situaciones presentes y así estimular 
el aprendizaje en Sus oyentes.
Uno de los o cios de más 
importancia en nuestras iglesias 
hoy día es el de enseñar. Nadie 
ejerce una in uencia tan grande 
sobre el espíritu y la vida de la 
congregación como lo hacen los 
maestros. Todo maestro cristiano 
halla en Cristo el modelo ideal. Si 
Dios le ha dado a usted el puesto 
de maestro, estudie esta lección 
detenidamente con un corazón 
abierto, a  n de que el Maestro 
divino le enseñe.
El Maestro
Cristo no era maestro de 
profesión.  Lo primero que nos 
impresiona de Jesús como maestro 
es que no escogió la profesión de 
maestro (es decir, de rabí). Dicha 
profesión estaba bien establecida 
en Sus días y era honrada grandemente. Los maestros componían 
la clase culta de la sociedad; eran 
escrupulosamente preparados. 
Casi todos mostraban (cuando menos en lo externo) una obediencia 
exacta a la ley que enseñaban. 
Pero Jesucristo no recibió preparación alguna para llegar a ser rabí. 
Raras veces se re rió a Sí mismo 
como maestro. 
Jesucristo fue un artesano 
convertido en maestro. Desde el 
punto de vista del judaísmo ceremonioso, era una persona inculta 
que se daba el derecho de enseñar. 
Muchos que lo conocían bien se 
sorprendieron al ver Su sabiduría 
y Su habilidad para enseñar. Le 
recordaban como carpintero, no 
como maestro. 
Su manera de enseñar
Cristo enseñaba a cualquiera, 
en dondequiera.  Enseñaba al 
aire libre, en las calles, a la orilla 
del mar, al lado de un pozo de 
agua, y en el campo abierto más 
allá del Jordán. Enseñaba en el 
patio del templo y en hogares 
particulares.
Jesucristo con frecuencia tomó 
el tiempo para enseñar a individuos en privado. Estaba siempre 
dispuesto a recibir a toda persona. 
Se entrevistó con un gran erudito 
de la ley llamado Nicodemo 
(Juan 3). Conversó con una 
mujer samaritana (Juan 4). Tuvo 
un encuentro con el joven rico 
(Lucas 18). Mostró misericordia 
a un mendigo ciego (Marcos 10). 
Su profundo y sincero interés en 
cada ser humano lo coloca como 
el Maestro de maestros.
Lecturas bíblicas
lunes: Marcos 1:21-28
martes: Mateo 7:24-29
miércoles: Juan 7:37-46
jueves: Marcos 6:1-6
viernes: Juan 3:1-3
sábado: Mateo 5:1-12
Meditación devocional
Palabras de vida eterna 
Juan 6:67-71Seguidores del Maestro 5
Cristo enseñaba con sencillez. 
Al leer Sus palabras nos enteramos 
que no hablaba con formalidad. Su 
objetivo era salvar a los perdidos, 
no dar discursos elocuentes. No 
hizo esfuerzo alguno para aparecer 
como re nado y culto ante Sus 
oyentes. Hablaba directamente al 
corazón humano. La gente común 
solía escucharlo por horas enteras, 
olvidándose aun de la comida.
Generalmente, las palabras 
de Jesucristo eran  gurativas más 
que literales. Nos ofrecen  guras 
comunes, ilustraciones prácticas y 
una variedad de dichos. He aquí 
algunas de las expresiones que 
producían un gran interés en los 
que escuchaban a Jesús: «…sed, 
pues, prudentes como serpientes, 
y sencillos como palomas» (Mateo 
10:16). «Vosotros sois la sal de la 
tierra…» (Mateo 5:13). «Más fácil 
es pasar un camello por el ojo de 
una aguja, que entrar un rico en el 
reino de Dios» (Marcos 10:25).
Jesucristo enseñaba sin temor. 
Frases fuertes, audaces e inolvidables salieron de los labios del 
Señor Jesús. Dio Su aprobación 
a lo bueno y noble, condenó el 
pecado, denunció la hipocresía y 
llamó a los pecadores al arrepentimiento. A muchos no les gustó Su 
mensaje. Muchos lo odiaban. Pero 
nada que lo amenazaba cambió 
Su manera de enseñar ni la verdad 
que revelaba.
Enseñaba con autoridad.  Se 
dijo que  «les enseñaba como 
quien tiene autoridad, y no como 
los escribas»  (Mateo 7:29). El 
público en general hacía una clara 
distinción entre las enseñanzas de 
Jesucristo y las de los escribas. 
Éstos hacían hincapié en las 
tradiciones de sus antepasados; 
Jesús, por otra parte, hablaba de 
las verdades de Su Padre. Para 
tener autoridad, ellos citaban y 
enfatizaban las palabras de los 
maestros de antaño; Jesús hacía 
uso de autoridad propia y enfatizaba Su relación con el Padre. 
Ellos ofrecían un buen consejo; 
Él hacía demandas a las que uno 
tenía que responder.
Jesús hablaba con una majestad 
y una seriedad que producían 
convicción. Era lo que se había 
profetizado sobre Él. Dios había 
anunciado  «…pondré mis palabras en su boca…» (Deuteronomio 
18:18). Hablando las palabras 
mismas de Dios, Jesucristo habló 
con poder. Aun Sus enemigos 
dijeron: «Maestro, sabemos que 
eres amante de la verdad, y que 
enseñas con verdad el camino de 
Dios, y que no te cuidas de nadie, 
porque no miras la apariencia de 
los hombres» (Mateo 22:16).
El tema de Su 
enseñanza
El evangelista Marcos resume 
el tema de la enseñanza de Jesús 
con estas palabras: «…el reino de 
Dios se ha acercado; arrepentíos, 
y creed en el evangelio» (Marcos 
1:15). Había cuatro grandes verdades en esta proclamación:
El reino de Dios ha venido. 
Esto no se trataba de una supremacía política de parte del pueblo 
judío, como se pensaba, sino del 
gobierno espiritual de Dios para 
la redención de la humanidad. 
6 Seguidores del Maestro
Por lo tanto, Jesucristo dijo: «…el 
reino de Dios está entre vosotros»
(Lucas 17:21). El evangelio de 
Jesucristo es el evangelio del reino 
de Dios. 
El perdón de los pecados se 
hace posible. Una parte extensa 
de la enseñanza de Jesús se dedicó 
al pecado: su realidad, su peligro 
y su remedio. Enfatizó que en Él, 
el Padre había hecho provisión 
para la solución del problema 
del pecado. Cristo «vino a buscar 
y a salvar» a los que estaban 
perdidos (Lucas 19:10). Como el 
pastor busca a su oveja extraviada, 
como el padre anhela el retorno 
de su hijo pródigo, así Dios ama 
a los pecadores. Al venir a Cristo, 
uno viene a Dios. Al rechazar a 
Cristo, uno rechaza a Dios. Todos 
los que han venido al Salvador 
han encontrado perdón y vida 
eterna.
Hay peligro de juicio eterno 
para los que lo rechazan. Mateo 
7:24-29 relata cómo dos hombres 
se hicieron cada uno una casa. 
Uno construyó sobre una roca 
 rme, y el otro edi có sobre la 
arena. Una tormenta terrible azotó 
a ambas casas. La que carecía de 
un fundamento sólido se cayó 
mientras que la que fue construida 
sobre la roca permaneció  rme. 
Jesucristo cali có a uno de los 
hombres como oyente y hacedor 
de Sus dichos, y al otro como 
oyente pero no hacedor de Sus 
palabras (Mateo 7:24, 26). Las 
dos casas fueron probadas y su 
fundamento señaló el  n de una de 
ellas. Jesús dijo que el  n de la era 
traería una prueba semejante para 
cada persona. ¿En qué fundamento 
se apoya usted?
Se extiende un llamamiento al 
discipulado a los que aceptan a 
Cristo. Ser discípulo de Jesucristo 
es más que concordar con Sus 
enseñanzas, aceptar Su   losofía 
o participar del compañerismo 
con Sus seguidores. Es pedir que 
Jesucristo venga a ser la vida de 
uno y así toda la vida se viva para 
la gloria de Dios (Lucas 9:23). Jesús 
no ganó seguidores ofreciéndoles 
un camino fácil. Su llamamiento 
demandaba de cada discípulo una 
entrega absoluta a Él.
Jesucristo fue el gran Maestro 
tanto en método como en contenido. Poseía las dos cualidades 
esenciales para la buena ense-
ñanza: el dominio completo de la 
materia que se presenta y el deseo 
ferviente de comunicar claramente 
dicha materia a los aprendices, a 
 n de que ellos reciban provecho 
de la enseñanza.
Preguntas
1.  ¿Cuál es el título usado por 
los judíos para un maestro?
2.  ¿Cuál era el o cio de Jesús?
3.  ¿Cuáles son algunas de las 
características de la enseñanza de Jesús?
4.  ¿Cuáles son las dos cualidades esenciales para la buena 
enseñanza que Cristo poseía?

El maestro cristiano.

Estudio Bíblico
Sinopsis A.T.
Sinopsis N.T.
Evangelismo
Misiones
Mundo Bíblico
Historia A.T.
Historia N.T.
Ministerio Pastoral
Formación Pastoral
Admin. Pastoral
Hermenéutica
Homilética
Oratoria
Educación Cristiana
Santidad Bíblica
Vida Espiritual
Consejería Pastoral
Consejería Cristiana
Teol. Sistemática 1
Teol. Sistemática 2
Vida de Jesucristo
Hechos Apostólicos
Historia Eclesiástica
Derechos Humanos
  19. Los Maestros
Educación Cristiana presenta cómo organizar y dirigir el ministerio de la educación en la iglesia local; cómo indentificar las características, necesidades y estilos de aprendizaje de diversos grupos de edades; el arte de instruir usando diferentes métodos y técnicas; y cómo entrenar a otros para ser maestros bíblicos. 
LA EDUCACION EN LA IGLESIA
(Manual de entrenamiento)
TEMA 1 - LOS MAESTROS
Como ejemplo incomparable en esta tierra, tenemos al Señor Jesucristo que fue llamado "maestro" unas 60 veces en las escrituras (raboni)  Mateo 8:19 y Marcos 9:38. Aunque Jesús fue conocido como sanador de las multitudes, los Evangelios nos relatan en detalle el ministerio principal que el tuvo, como los fue el enseñar las cosas de Dios. A través de las parábolas, historias, ejemplos y a veces enseñanzas duras y difíciles, Jesús enseñaba a las gentes continuamente en el Templo, en los Campos, por el mar, andando por el camino.
Es interesante notar que uno de los requisitos de un líder en la iglesia es la habilidad de enseñar (1Timoteo 3:2). La Biblia habla también del don o ministerio de la enseñanza (Romanos12:67, Efesios 4:11) y les da lugar de importancia a los maestros entre los demás ministerios.
A. REQUISITOS DE UN MAESTRO CRISTIANO
- Debe tener una relación personal con Cristo Jesús.
- Debe vivir la vida cristiana en obediencia a la palabra de Dios. No puede vivir en abierto desacuerdo con los principios bíblicos.
- Debe ser sensible, tierno e interesado en las necesidades de los otros.
- No debe temer el trabajo duro, ya que la enseñanza requiere horas de preparación y estudio, además del desgaste emocional y espiritual al enseñar.
- Debe ser creativo con ideas originales, y saber buscar ideas de otras fuentes. Debe ser capaz de adaptar las lecciones a los alumnos con pensamientos nuevos.
- Debe tener una actitud positiva y entusiasta. El carácter del maestro influye en la enseñanza. No debe ser demasiado pasivo ni pesimista.
- Debe ser persona con autoridad. Esa cualidad puede desarrollarse cuando hay una auténtica convicción de que estamos ocupados en un ministerio espiritual importante. La inseguridad es lo que hace perder sus cualidades de líder a muchas personas.

Ser maestro de la palabra de Dios, es el mayor privilegio que se puede gozar. Significa estar íntimamente vinculado al Maestro por Excelencia, nuestro Señor Jesucristo, ya que gran parte de su ministerio comprendía la enseñanza. Él delegó poder y autoridad a sus seguidores para que continúen esa labor.
Y les dijo: "Id por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado será salvo; más el que no creyere, será condenado." Marcos 16:15-16.
"Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra." Hechos 1:8.
Dios ha puesto sus ojos en los maestros, y ese deseo de enseñar que brota desde lo profundo de su ser, no es sino un llamado del Señor.
Él necesita de usted para la educación de sus "joyas", los niños y las niñas que el tanto ama. Sus inmortales vidas representan gran valor. Jesús murió por cada uno de ellos en la cruz. No derramó su preciosa sangre, en precio de rescate, solamente por los adultos, sino que también lo hizo por los niños.
La vida de un niño se puede comparar a una hoja de papel en blanco. Cada persona que pasa por su lado, escribe algo en esa hoja.
Al llamarle para ser maestro, Dios dispuso que usted ayuda a otros seres humanos a aprender. No importa cuán grande o cuán pequeño sea a quien enseñe, siempre estará centrado alrededor de tres factores:
El Maestro
La Lección
El Alumno
B. EL MAESTRO Y SU EXPERIENCIA CON DIOS
No se pueden compartir experiencias que no se hayan vivido. Teóricamente el maestro puede explicar muchas cosas, pero, solamente puede impactar en la vida de sus alumnos cuando respalda la teoría con experiencias personales.
Para el maestro cristiano, el nuevo nacimiento es su primera y gran experiencia con Dios. Para poder enseñar, tiene que ser salvo y lavado de sus pecados por la sangre de Jesucristo y debe haber obedecido plenamente el mandato en Hechos 2:38: "Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo"
Es sumamente importante ser lleno del Espíritu Santo. Hay tantas cosas que quieren ocupar lugar en nuestro interior y nos invaden, a menudo, pensamientos de diversa índole, mayormente negativos. Por ello, necesitamos la llenura del Espíritu Santo, para que las cosas del mundo no hallen cabida. El egoísmo, la envidia, la hipocresía, y tantos más, tendrán que dar media vuelta a la puerta del corazón, pues ya estará ocupado por el Espíritu del Señor.
El maestro que abre su vida al Señor, producirá el fruto del Espíritu Santo y podrá respaldar su enseñanza con experiencias reales. Me duele decir que, hay muchos maestros que enseñan la Biblia, sin gozar de una relación personal con Dios. Son "ciegos guías de ciegos", como lo expresa Jesús en Mateo 15:14 como resultado, tanto el maestro como sus alumnos, caen en el hoyo.
Pablo podría afirmar: "Yo sé en quien he creído" (2 Timoteo 1:12). Esa firme fe en el Señor y S Palabra, debe caracterizar a cada maestro; no sólo delante de sus alumnos, en un día domingo, sino cada día de la semana y en cualquier situación o lugar. Jesucristo dijo: "Vosotros sois la luz del mundo, una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos." Mateo 5:14-16.
C. LO QUE EL MAESTRO DEBE HACER
- Leer y estudiar continuamente la Biblia y las fuentes que le ayudarán a ser mejor maestro.
- Debe preparar su lección cada semana dedicando el tiempo necesario para que ser parte de su propia vida y se adate a las necesidades de sus alumnos.
- Debe llegar a tiempo para cada clase y procurar que los alumnos hagan lo mismo. Es una responsabilidad concreta, y al no hacerlo, demuestra que no considera importante la labor de enseñar.
- Debe orar por sus alumnos durante la semana. Recordar sus necesidades y también visitarles de vez en cuando. La relación personal maestro-alumno es importantísima.

D. MÉTODOS DE ESTUDIO PARA EL MAESTRO
- Busque un lugar tranquilo para estudiar.
- Reúna todos los materiales de estudio para luego no interrumpir el estudio.
- Escoja una hora del día cuando su mente esta activa y alerta.
- Este cómodo: Tenga mesa y silla, suficiente aire y luz.
- Sea disciplinado: No espere inspiración para estudiar, hágalo como hábito para el Señor.
- Prepare la lección con tiempo: El estudiar a última hora resulta en mala preparación y perder los resultados deseados en los alumnos.
- Alterne su actividad: Lea la porción bíblica, luego ore por los alumnos, estudie mapas y comentarios, memorice el texto principal (áureo) y practique el uso del material visual.

E. METAS QUE DEBE TENER EL MAESTRO
- Que el alumno aprenda la lección, que la entienda.
- Que el alumno guarde las verdades bíblicas en su mente y corazón.
- Que la vida del alumno sea transformada como resultado de la enseñanza.
- Que las necesidades espirituales del alumno encuentren respuesta a través de las lecciones.
- Que el alumno llegue a ser investigador incansable de la Palabra de Dios, buscando siempre profundizar en la verdad y su relación con la vida humana.
- Que el alumno llegue a tal nivel de motivación que sea un maestro para otros también.

F. MANERAS DE PREPARAR LA LECCIÓN
- Una limitada preparación: Sólo lee la porción bíblica y el manual del maestro.
- Una mejor preparación: Estudia para la lección tomando notas y consultando libros de referencia.
- Una buena preparación: Apunta ilustraciones personales y explicaciones que se relacionan con la vida de los alumnos.
- Una excelente preparación: La lección inspira y cambia aún al maestro, y como resultado la lección es enseñada con unción y poder del Espíritu Santo.

G. LA INFLUENCIA DEL MAESTRO
Como maestro, debe reconocer la influencia que su vida ejerce sobre los alumnos. Ante ellos, usted es un representante de Jesús, y lo que ellos le vean hacer, guiará, en gran parte, del destino de sus vidas. Trate de ejercer sobre ellos una influencia positiva.
El maestro enseña un poco por medio de lo que dice, algo más por medio de lo que hace, mucho más por medio de lo que es.
La vida y la personalidad del maestro es la lección más poderosa que puede enseñar. No son, en primer lugar, las elocuentes palabras que influyen en el niño, sino la vida santa del instructor: una vida entregada de lleno al Señor Jesús.
H. EL DESEO DE APRENDER
Lo más importante en la vida del maestro no es enseñar sino aprender, y ¡aprender de Jesús! Por cierto, debe leer y estudiar buenos libros, conocer de pedagogía y tratar de mejorar sus métodos de enseñanza, pero lo primordial es que aprenda de Jesús mismo, por medio de una vida de íntima comunión con él. Él es el Maestro por Excelencia y nadie nos pude enseñar mejor.
Para aprender hay que estudiar; en este caso, la Biblia, pero también otra buena literatura. El conocimiento no es una carga pesada y el tiempo dedicado al estudio, nunca es tiempo perdido.
I. LA SINCERIDAD DEL MAESTRO
La vida del maestro necesita ser transparente como la luz. Debe poder decirse de él, lo mismo que Isaías profetizó respecto a Jesús: "... ni hubo engaño en su boca" (Isaías 53:9).
Jesús fue sincero con sus seguidores. Día tras día, ellos compartieron con él la abundancia y la escasez, la alegría y el dolor, la aclamación de los admiradores y las burlas de los enemigos. Ellos lo conocieron en la intimidad del hogar y entre grandes multitudes, y nunca lo vieron actuar con hipocresía.
Los hechos y las palabras de los maestros deben ser como Pablo dijo "Con Cristo estoy crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí..." (Gálatas 2:20).
J. COMUNIÓN CON DIOS
Para vivir una vida ejemplar y fructífera, es indispensable desarrollar una diaria e íntima comunión con Dios por medio de la oración y el estudio de su palabra.
La Oración es el medio por el cual podemos experimentar milagros en nuestra vida. Para el maestro es importante orar como un niño, orar por un niño, orar con un niño.
Jesús dijo: "Si no os volvéis y os hacéis como niños..." (Mateo 18:3). Los niños son sinceros, humildes y dependientes, ya que todavía no han descubierto, lo que en el mundo adulto es tan conocido, las dudas. No es suficiente orar como un niño, sino necesitamos también orar por los niños. Pida por cada uno de sus alumnos, para que ellos puedan poner sus jóvenes vidas en manos de nuestro poderoso Señor  Jesús.
Al ser constante en la oración por sus alumnos, usted como maestro, no tardará en experimentar el gozo de orar con un niño. No hay mayor felicidad. El estudio de la palabra va mano a mano con la oración. Por medio de la oración el maestro habla con Dios. Por medio de la lectura de la Palabra, el maestro ofrece a Dios una oportunidad de hablarle.

K. COMUNIÓN CON LOS HERMANOS
Como hijo de Dios y maestro cristiano, usted forma parte de una gran familia. Y tiene hermanos en cada país del mundo, ahora le toca aprender a vivir en paz con aquellos que están cerca a usted.
Jesús habló acerca de los más grandes mandamientos: El amar a Dios sobre todas las cosas, y el amar al prójimo como a sí mismo (Mateo 22:37-40). También nos dio un mandamiento nuevo: "Este es mi mandamiento; Que os améis unos a otros, como yo os he amado." Juan 15:12. El maestro necesita tener disposición para trabajar lo mismo que tuvo Jesús. Tiene que saber que está realizando una labor que producirá fruto para la eternidad.  

Al Maestro con Cariño - película completa con Sidney Poitier...y la canción de la película ...hermosa


Maestro rural

Poemas al Maestro


Este 6 de julio se celebra en nuestro país el Día del Maestro y Peru.com ha recopilado los mejores poemas que podrás dedicar a tus profesores en su día.
AL MAESTRO
Mi madre me da la vida, mi padre me da el sustento, y el maestro de la escuela, cultiva mi entendimiento.
A mi maestro querido, que me da su ciencia, su cariño y su cuidado, con infinita paciencia.
Le ofrezco mi gratitud y mi cariño sin cuento, porque llena de belleza, a mi pobre conocimiento.
OFRENDA AL MAESTRO (Por Elsa Edith Tébere)
Maestro, es para ti este pequeño obsequio, lo traigo desde el fondo de mi alma repleto de cariño y de respeto.
Encierro en él lo que no lleva el viento, pues con llaves de oro he guardado para ti un minúsculo tesoro: el más puro sentimiento y una palabra que extenderse quiere para llevarte mi agradecimiento.
Recuerdo tus primeras enseñanzas: toma el lápiz, prosigue, me alentaste y borraste con paciencia la ignorancia contra la cual sufriste y luchaste.
Quiero que sepas que aunque un día deje el aula que cobija hoy mi infancia, no olvidaré lo que sembraste en ella y al recordarte allí, junto a tus niños, caerá de mis ojos una lágrima inundada de luz y de cariño.
Tiembla hoy mi voz, porque se siente humilde para poder decirte una poesía, siento que es poco todo lo que expreso, ¡no alcanzan las palabras todavía!
Y entonces ¡oh maestro, que guías con tu luz el paso nuevo, te dejo en esta estrofa tan sencilla, lo indecible, lo mucho que te debo!
A LA MAESTRA (Por Publio A. Cordero)
Es en la escuela otra madre que orienta con sus consejos;
es experta sembradora de nobles conocimientos;
es mano suave que guía y es luz que alumbra senderos.
Es, en suma, la maestra, manojo cálido y tierno de bondadosa paciencia y de maternal afecto.
MAESTRO
Eres el que vela por nuestro futuro, eres el que trata de hacernos brillar, eres el que nos saca de ese capullo, que muchas veces no queremos abandonar.
Eres tú, maestro, nuestro guía; eres tú el que nos das aliento para salir mejor, y aunque no lo aparentamos velamos por ti noche y día porque es por ti que hacemos un mundo mejor.
No siempre te tratamos como se merece, nos vemos un poco orgullosos, pero eso no significa que nuestro amor no crece al demostrarnos el cariño que sientes por nosotros.
Eres maestro, el que nos regaña en algunas ocasiones, eres nuestro padre tratando de corregirnos, pero no importa cuántas veces nos regañes; nosotros siempre seremos tus hijos.
Eres la persona que le enseña al mundo, eres generoso al brindarnos de tu sabiduría y aunque somos nosotros los que recibimos los aplausos, siempre serás el faro que ilumine nuestra vida.
ORACIÓN DEL NIÑO A SU MAESTRO (Padre Walter de Jesús Zapata Velásquez)
Maestro, tú que haz de plasmar mi alma y modelar mi corazón, compadécete de mi fragilidad.
No me mires con ceño adusto si no te comprendo, ten paciencia.
No te moleste mi bulliciosa alegría; ¡compártela!
No atiborres mi débil inteligencia con nociones superfluas.
Enséñame lo útil, lo verdadero, lo bello.
Trátame con dulzura, Maestro, ahora que soy pequeño.
Cuántos dolores me esperan en la vida: en medio de ellos, el recuerdo de tu benevolencia será estímulo bienhechor.
No me riñas injustamente…Ámame, Maestro, que yo también, aunque no sepa demostrártelo, te amaré mucho, mañana más que hoy.
Cultívame, Maestro, como un jardinero sus flores.
Y yo perfumaré tu existencia con el incienso perenne del recuerdo y la gratitud.
Maestro, buen Maestro, que haz de dar luz a mis ojos, aliento a mi cerebro, bondad a mi corazón, belleza a mi alma, verdad a mis palabras, rectitud a mis actos;
¿Maestro no desoigas mi oración!
MAESTRO (Por Juán Berbel)
Vocación tempranera y siempre bien sentida, ésta de ser Maestro por amor entregado, ir alumbrando caminos por la vida, ilusionadamente, de niños rodeado.
Poner alma de artista en la noble tarea, con fuerza misionera y mano delicada; saber irse quemando en aras de una idea, saber seguir la estrella del bien entresoñada…
Sembrador sin pereza, poner en la besana al par del rubio trigo semilla de amapolas; estrenar alegría y fe cada mañana, y en el trance difícil quedar con Dios a solas.

¿ Recuerdas a tu primer maestro?


¿Quién no recuerda a su primer maestro?

Día del Maestro, significado y celebraciones


Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida. (Pitágoras)
El 6 de julio de cada año, desde 1822 cuando el libertador José de San Martín fundó la primera Escuela Normal de Varones, se ha convertido en una de las fechas más significativas del calendario cívico escolar en el Perú es la celebración del Día del Maestro.

Este homenaje es para aquellas personas que realizan tan digna labor, llevando el conocimiento de generación en generación instruyendo a nuestros hijos desde sus inicios inculcándoles valores que les servirán para ser buenos hijos, buenos padres, buenas personas en la sociedad para desterrar la droga, la delincuencia, la corrupción que tanto daño viene haciendo a la juventud.

En nuestro país, el maestro vive diferentes realidades según en donde cumple su labor, a lo largo y ancho de nuestra extensa y variada geografía y la función que cumplen es prácticamente anónima y no deja de ser sumamente valiosa, ya que tiene la importante misión de sembrar la semilla del conocimiento entre sus discípulos que muy pocos gobiernos reconocen.

Aún cuando deba afrontar las más duras condiciones de tiempo, clima o región, el maestro se entrega completamente a su labor educadora, pues es consciente de que de él depende consolidar el cimiento sobre el que habrán de sostener los futuros ciudadanos de nuestra patria, aquellos hombres de bien que engrandecerán el Perú a través del estudio, del trabajo y los valores inculcados en los años de escolaridad junto a mujeres y hombres dedicados a formar ciudadanos útiles y honestos para hacer una patria grande, inclusiva y solidaria.

¿QUÉ SIGNIFICA MAESTRO?

Maestro, según el Diccionario de Lengua Española, es pródiga en cualidades semánticas:"Dicho de una persona o de una obra: De mérito relevante entre las de su clase", "Título que en algunas órdenes regulares se da a los religiosos encargados deenseñar, y que otras veces sirve para condecorar a los beneméritos".

Tomando en cuenta estas interrogantes y afirmaciones podemos ver que la labor del maestro no es cosa sencilla. Debe moldear con imaginación, estricto cumplimiento de los objetivos académicos y mucha paciencia a quienes serán el futuro de nuestro país, a quienes se encargarán de fortalecer una nación que se define por la heterogeneidad de su población, por la convivencia de diferentes formas de pensar y de actuar.